47. El precio de la ambición
Tiempo estimado de lectura: 7 minutos Nakia bajó a la ciudad andaluza. —Iván, el martes tengo una entrevista de trabajo ¿Puedo dormir en tu casa del lunes al martes? Es por no llegar tarde. La entrevista es a las doce de mediodía, pero no me gusta apurar el tiempo. Prefiero prevenir imprevistos – dijo Nakia. —Claro, no hay problema. De hecho, el lunes por la noche trabajo, así que puedes dormir en mi cama a pierna suelta – contestó él. Por aquel entonces, Iván vivía solo en un pequeño estudio en pleno centro de la ciudad. Nakia llegó el lunes a media tarde. Saludó a Iván, uniformado y listo para marcharse a trabajar ¡Qué guapísimo estaba! Iván le prestó un juego de llaves. Nakia salió a dar una vuelta y a cenar. Le gustaba pasear por el corazón de la ciudad, aprovechando la oportunidad que la vida le daba. Refrescaba un poco. Era principios de otoño. Regresó a casa de Iván a dormir. Las sábanas estaban limpias, pero olían a él. Su aroma le evocaba a los pocos momentos que...