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47. El precio de la ambición

Tiempo estimado de lectura: 7 minutos Nakia bajó a la ciudad andaluza. —Iván, el martes tengo una entrevista de trabajo ¿Puedo dormir en tu casa del lunes al martes? Es por no llegar tarde. La entrevista es a las doce de mediodía, pero no me gusta apurar el tiempo. Prefiero prevenir imprevistos – dijo Nakia. —Claro, no hay problema. De hecho, el lunes por la noche trabajo, así que puedes dormir en mi cama a pierna suelta – contestó él. Por aquel entonces, Iván vivía solo en un pequeño estudio en pleno centro de la ciudad. Nakia llegó el lunes a media tarde. Saludó a Iván, uniformado y listo para marcharse a trabajar ¡Qué guapísimo estaba! Iván le prestó un juego de llaves. Nakia salió a dar una vuelta y a cenar. Le gustaba pasear por el corazón de la ciudad, aprovechando la oportunidad que la vida le daba. Refrescaba un poco. Era principios de otoño. Regresó a casa de Iván a dormir. Las sábanas estaban limpias, pero olían a él. Su aroma le evocaba a los pocos momentos que...

46. Maleta en la puerta

Tiempo estimado de lectura: 4 minutos aproximadamente. Nakia bajaba las escaleras del escenario del auditorio en el que dio una charla,   cuando una chica de unos treinta y pocos años se le acercó. —    Hola, Nakia. Perdona que te moleste. Me gustaría comentarte mi situación a ver si puedes ayudarme. —    Cuéntame — respondió ella. —    Mira. Soy una mujer víctima de VioGén, Mi marido fue condenado a una multa. Tuve que escapar de casa con mis tres hijos. Me integraron en el programa “Renacer juntas”. Vivo en casas de acogida y cada cierto tiempo nos cambian de casa por toda la comunidad autónoma. —    ¿Tus hijos están escolarizados? — preguntó Nakia. —    Sí. En eso no hay problema. Tienen prioridad a la hora de cambiar de centro escolar — aclaró la mujer. —    Ya. Pero ellos hacen amigos en el centro escolar ¿no? —    Sí. Da igual. Cada dos o tres meses nos cambian de casa y provincia — explicó el...

45. El crimen de Doña Reme

Tiempo estimado de lectura: 5 minutos. Nakia se reunió de nuevo con sus amigos en una casa rural situada en un punto intermedio entre su ciudad de origen y la ciudad andaluza. La casa rural era de piedra antigua, ubicada en medio de una finca y rodeada de olivos. Constaba de dos plantas; la planta baja donde se encontraba la cocina y el salón-comedor, y la planta primera donde se encontraban las habitaciones con sus respectivos baños. De la planta baja nacían unas escaleras hacia un sótano. La valla de hierro de dichas escaleras estaba cerrada con un simple cerrojo, indicando que no se debía acceder al mismo. —    En ese sótano vivo yo – dijo Eusebio – Aunque accedo desde el exterior de la casa. Eusebio era el guardés de la finca. Además de vigilar los terrenos, estaba al tanto de que los huéspedes alquilados no se desmadrasen. Era un hombre cincuentón, flaco, de piel morena, seca y arrugada por el sol. La cuadrilla de Nakia no tenía referencias de la casa. Diego hab...

44. La voz de Ángel Salvador

Tiempo estimado de lectura: 9 minutos. Sucedió de nuevo. Nakia se cruzó con su agresor, quien le dio un empujón y la tiró al suelo. Ella se escabulló y corrió a su casa. Otra vez el momento de bajona, de llorar de impotencia y de no tener a quién contárselo. Los niños en el instituto, su marido, hermanos y amigos trabajando. Cada uno en sus cosas y sus quehaceres. Además ¿a quién le iba a importar? Siempre con la misma cantinela. Rodeada de gente, pero sola. Tremendamente sola. Con esa sensación de que, si desapareciese de este mundo, nadie la iba a echar de menos. Bueno sí, los primeros días por el velatorio y el entierro, luego ya cada uno volvería a sus rutinas de trabajo, familia, pareja, casa, mascota, etc. Su marido e hijos sobrevivirían como lo hace mucha gente que se quedan viudos y huérfanos. Su marido reharía su vida con otra mujer y los chicos irían creciendo e independizándose, que es lo que les toca en la vida. Sus hermanos y amigos seguirían cada uno con sus vidas y...

43. Miloko

Tiempo estimado de lectura: 7 minutos. A Nakia le gustaba ir de vez en cuando a las rebajas en enero y agosto. Siempre se daba una vuelta por las tiendas a ver si caía algún pequeño capricho; un pantalón, una falda, una camiseta… cualquier cosa le vendría bien. En una ocasión, sucedió que tenía una boda en septiembre. —Me compraré en las rebajas una falda roja, que me pondré con la blusa blanca de volantes y con el juego de bolso y zapatos rojos – decidió. Sin embargo, por más que recorrió las tiendas, no encontró lo que necesitaba. Encontró una falda de Gucci que, aun estando rebajada, cuadruplicaba el presupuesto que ella tenía intención de gastarse. Así que optó por comprarse una falda de una marca muy normalita del mercado a su precio habitual de temporada.   Cuando sucedió lo de Marte, Nakia dejó de salir sola a la calle por temor a encontrárselo. Su pueblo era muy pequeño y al no tener orden de alejamiento… Iba a la panadería, se lo encontraba. Iba a la farmac...