34. De plástico o de goma
—Jimena, ¿qué tal hoy
el insti? - preguntó Nakia a su hija.
—Bien. Hoy ha venido la
chica de La Asociación a enseñarnos a colocar un condón - contestó Jimena.
— ¡Vaya por Dios! - se
lamentó Nakia para sus adentros - ¿Qué os han explicado? - le preguntó.
—Pues nada, nos han
dado un preservativo a cada uno. Ella ha puesto un condón a una polla de
plástico o de goma, no sé de qué era, la verdad, algo así. Después, uno por
uno, hemos puesto el condón a la polla esa - explicó Jimena.
Nakia pensaba que
enseñar eso a criaturas de doce años era algo precipitado para esa edad. No le
escandalizaba, pero creía que no era el momento.
—Mamá, ¡qué puto asco!
Tocar el condón y la polla con la mano. Es que todo era como de plástico o de
goma. No sé de qué están hechos. Pero ¡qué asco! ¡Buah! Vamos, que si un tío se
tiene que poner protección, que se lo ponga él - Se quejaba Jimena.
—Bueno, nunca está de
más saber - apuntó Nakia.
—Mamá, ¿sabes lo que ha
pasado? - preguntó Jimena que, sin esperar respuesta, continuó - Cuando le ha
tocado ponerlo a Carla, como a Hugo le gusta Carla, Pablo ha dicho: “Carla,
hazlo con cuidado. Imagínate que se lo estás poniendo al nabo de Hugo”. Carla
se ha puesto como un tomate – remató Jimena.
Carla era una niña
dulce y tímida, cuyo padre falleció por un cáncer cuando ella apenas había
cumplido los dos años, que en esos momentos se preguntaba por qué le obligaban
a poner un preservativo a un pene de látex siendo observada por todos sus
compañeros de clase, en lugar de estar dando matemáticas, que era la signatura
que les correspondía en ese momento. No entendía por qué, en lugar de estar
sentada en su pupitre atendiendo cómo hacer las ecuaciones de primer grado,
tenía que estar soportando las risas y lo comentarios soeces de sus compañeros
pajilleros, al mismo tiempo que manipulaba “eso” que ella no había visto nunca
en su vida.
—La monitora ¿qué ha
dicho? - preguntó Nakia.
—Nada. Nos hemos reído
todos - afirmó Jimena con total naturalidad.
—Todos… ¿la monitora
también? – indagó Nakia.
—No, mamá. La monitora
no. Ella estaba vigilando si lo ponía bien o no – aclaró Jimena – Entonces,
Hugo le ha dicho: “Carla, imagínate que es mi manguera. Trátala con cuidado”. Y
va Pablo, el muy guarro, y dice: “Pónselo con la boca, jajaja”. Mamá, estábamos
todos “tiraos” de risa por los suelos – contaba Jimena con entusiasmo.
—A Carla ¿también le ha
hecho gracia? – preguntó Nakia.
—No, a ella no, pero a
los demás sí – prosiguió Jimena.
—Y ¿la monitora? –
preguntó Nakia.
—La monitora, encima,
le ha dicho que lo estaba haciendo muy bien y, entonces, ha dicho Pablo:
“Claro, Carla debe ser una experta poniendo gomitas porque es muy perra, bro” –
contó Jimena.
—Pues a mí no me hace
ninguna gracia que os enseñen esas cosas, que os riais de Carla, ni que habléis
en esos términos – dijo Nakia con seriedad.
— ¡Ay, mamá, tú siempre
tan amargada! Si son clases de perder el tiempo. Así no damos matemáticas. Si
cuando vienen las de La Asociación es siempre para el rollo de los hombres y
las mujeres. Nos explican chorradas. Es que en vuestra época del “blanco y
negro” había colegios de chicos y colegios de chicas. Nosotros vivimos en la
actualidad moderna de la tecnología y las clases son mixtas desde infantil.
Pero nosotros, con tal de perder tiempo, encantados de que vengan a decirnos
que somos iguales y a qué nos enseñen a poner un condón – confesó Jimena.
—Cuando te ha tocado a
ti ¿qué tal lo has hecho? – preguntó Nakia con cierta curiosidad de saber cómo
se había manejado su niña.
—Yo he dicho: “Hugo, me
imagino que esta es tu polla” y me he liao a guantás con el pito ese. Todos se
han reído. Incluso Carla ha dicho:”¡Dale más fuerte!”, pero no le he dado más
porque a ver si la iba a romper y me toca pagarla – dijo Jimena – Luego nos ha
dado una charla de que el preservativo hay que usarlo para no coger
enfermedades sexuales y para no quedarse embarazada y blablablá. Lo típico de
las “chochocharlas”. Lo de siempre.
—Claro – corroboró
Nakia.
—Cuando ya se iba la
monitora, va Pablo y pregunta: “El próximo día ¿nos vas enseñar a follar?”
Jajajaja, nos hemos tronchao, mamá.
— ¿Qué ha contestado la
monitora?
—Nada. Ha salido de
clase y se ha ido.
— ¡Madre mía! Estas
tías sabrán mucho de feminismo, de educación sexual, de Violencia de Género…
pero estas no se apañan con los adolescentes. Permite ese bullying a la chavala
y ni ella se impone ante los muchachos. Tanto que presumen del empoderamiento y
la primacía de la mujer, y se dejan cachondear por unos chavales de doce años.
Luego dicen que nos tenemos que ofender por un piropo, y no son capaces de
imponerse ante una clase ¡De vergüenza! – Pensó Nakia – También es posible que
pase olímpicamente de ellos, lo cual indica que realmente no van a educar
sexualmente ni de ninguna manera, si no a pasar el tiempo y cubrir expediente. Van,
sueltan el rollo de turno y a casa. En fin. Lo de siempre.
Y continuó friendo las
patatas.
Relato inspirado en la canción Banana de Anitta y Becky G.
Comentarios
Publicar un comentario
Expón tu comentario u opinión de manera constructiva y respetuosa. Gracias de antemano.